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Beata Nowacka, corresponsal, guerra, Kapuscinski, periodista
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“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay otros que luchan muchos años y son muy buenos. Pero están los que luchan toda la vida, esos son imprescindibles”, estos versos del poeta alemán Bertolt Brecht ilustran muy bien la vida del periodista polaco Ryszard Kapuściński. Pero limitarse a etiquetar a este ilustre personaje en un solo adjetivo como es el de periodista resultaría un grave error y por tanto se faltaría a las tantas vertientes que llegó a desarrollar Kapuściński, que pasan desde su faceta de poeta hasta la de historiador. Rehuyendo un poco de las etiquetas podríamos denominar su figura como los versos citados anteriormente, como una de esas personas imprescindibles del siglo XX. Gracias a su mirada en los conflictos bélicos logró ser reconocido globalmente y hoy en día resulta común que cuándo se pregunta por un periodista polaco el primero que viene a la mente, por no decir el único, es el nombre de Ryszard Kapuściński. Su infancia delicada debido a la situación que atravesaba el país y los orígenes humildes de la familia, forjaron junto su actividad política durante los años 1954 y 1981 en el Partido Unido de los Trabajadores Polacos la visión humana que podemos encontrar en sus crónicas de las guerras que presenció.
Por ello y como años atrás lleva realizando la Universidad Miguel Hernández la facultad de periodismo acogió la charla de la polaca Beata Nowacka para tratar la intensa vida de Ryszard Kapuściński. Para él, el periodismo no era una profesión sino una vocación, y ese carácter lo encontramos en su espíritu de entrega cuando tenía que cubrir él solo, debido al bajo presupuesto del que disponía la agencia de información para la que trabajaba, los distintos acontecimientos que se estaban dando en África y Latinoamérica. El hecho del bajo presupuesto le condujo a la siguiente reflexión: “en el Tercer Mundo, hay que tener una de estas dos cosas, o tiempo, o dinero. Es un principio férreo del oficio de reportero”. Gracias a esta concepción de la labor que desempeñó se convirtió en un anfibio capaz de adaptarse con los recursos paupérrimos que disponía a cualquier medio para el que era requerido. Aportando la información con la inmediatez requerida, pero siendo capaz al mismo tiempo de ofrecer la profundidad en los acontecimientos que relataba, que tanto se añora hoy en día en la prensa nacional.
Para Kapuscinski “el periodista necesita a los otros para poder contar historias” y esta premisa actualmente cobra una mayor vigencia, cuando encontramos como la parcialidad de los medios de comunicación provoca que se recaiga en el olvido de contar con las dos partes afectadas en determinados conflictos, como por ejemplo el caso palestino-israelí que lleva años acuciando. Donde en la misma semana de la conferencia aumentó la tensión en la franja de Gaza, saldándose con la muerte de 147 civiles palestinos y más de 1100 heridos a manos del estado de Israel. Y en la siguiente gráfica podemos observar el tratamiento en los titulares de los periódicos que priorizan el término Israel frente al de Palestina.
Este hecho confirma el sesgo del que tanto huía Ryszard Kapuściński cuando realizaba sus crónicas. Además en la otra gráfica podemos contemplar como las búsquedas del término guerra tiene más resultados que el de paz en el portal de Google.
Por tanto, resulta imprescindible la obra que nos ha dejado Kapuściński para poder entender el periodismo del siglo XX recuperando así los valores de su legado literario que tan olvidados se encuentran hoy en día.